La liberación miofascial implica el estiramiento de la fascia. La fascia es un fuerte tejido conjuntivo que rodea los órganos y componentes del cuerpo humano en forma tridimensional y de esta manera permite mantenerlos en su correcta posición. La fascia es ininterrumpida por lo que cualquier cambio estructural de la fascia en una determinada parte del cuerpo, producirá restricciones en partes distales. Con lo cual interrelaciona y conecta diferentes segmentos a la vez que los pone en contacto y unifica.
La inducción miofascial es una técnica de evaluación y tratamiento donde se utilizan movimientos tridimensionales y presiones sostenidas en todo el sistema de la fascia para eliminar sus restricciones.
Una disfunción miofascial significa una anomalía de una correcta respuesta estabilizadora. Se produce una sobrecarga en todos los segmentos del sistema facial y, particularmente en la columna vertebral, alterando el funcionamiento de la estructura corporal. También se produce una descoordinación (temporal o definitiva) de los movimientos en todos los niveles y segmentos corporales. Cuando existe una lesión se pierde el equilibrio corporal, provocando un cambio en todo el sistema miofascial buscando compensaciones, nuevos patrones de movimiento para poder realizar la función.
El sistema cráneo-sacro se mueve por grandes cadenas fasciales. Cada movimiento realizado en la base del cráneo se trasmitirá a través de las mencionadas cadenas miofasciales por todo el cuerpo hasta sus rincones más íntimos.
Las restricciones dentro del sistema fascial pueden contribuir al dolor y la disminución en la función.
Estas restricciones pueden deberse a:
Los desequilibrios posturales, a un traumatismo directo, una cirugía, por una sobrecarga, por posturas viciosas o una inmovilidad prolongada (escayolas), por una menstruación dolorosa así como por emociones, estrés…
Los desequilibrios posturales, a un traumatismo directo, una cirugía, por una sobrecarga, por posturas viciosas o una inmovilidad prolongada (escayolas), por una menstruación dolorosa así como por emociones, estrés…
La inducción miofascial está indicada en casos de:
Lumbalgias, cervicalgias, dorsalgias, latigazo cervical, cefaleas de origen mecánico, tendinitis, síndrome del túnel del carpiano, hombro doloroso, tratamientos postquirúrgicos, cicatrices, disfunciones de la ATM, escoliosis, en casos de fibromialgia… obteniéndose resultados muy satisfactorios.
Lumbalgias, cervicalgias, dorsalgias, latigazo cervical, cefaleas de origen mecánico, tendinitis, síndrome del túnel del carpiano, hombro doloroso, tratamientos postquirúrgicos, cicatrices, disfunciones de la ATM, escoliosis, en casos de fibromialgia… obteniéndose resultados muy satisfactorios.